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Autor: José Rivero

Comentario:

Suertudos. Nos quejamos de muchas cosas pero tenemos el privilegio de no haber vivido una guerra. Aunque está la violencia de cárteles y delincuentes pero no se compara a una guerra de verdad. También está la guerra de los cristeros cuando en 1927 milicias de laicos y religiosos católicos se resistían a aceptar la imposición de la ley calles la cual proponía limitar y controlar el culto católico. Murieron 250,000 mexicanos y la iglesia y Calles al final capitularon y desde entonces no aflora mayor conflicto entre iglesia y gobierno. Eso para mí no es verdadera paz porque se dejan de defender los valores. 2/ Va de nuez. En lugar de amainar la pandemia arrecia en todo el continente americano incluido México. Se suponía que habíamos hecho bien la tarea como lo pidieron los doctores López-Gatell y De la O y ahora nos despertaremos sin una sensata esperanza. Los estadounidenses ya castigaron a Trump, nosotros no tenemos a quién echarle la culpa. ¿Cómo ayudar a los que no tienen empleo? ¿Cómo ayudar a los pobres? ¿Cómo quitarnos esta diabólica enfermedad de la cual nadie conoce? Bendito sea Dios. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Autor: Elisa María Ruiz

Comentario:

PAPÁ...

de cara a la vida

y con el correr de los años,

tus ocho hijas aprendimos de ti

a enfrentar la adversidad con valentía.

 

Somos tu creación,

formaste ocho valientes amazonas

y guerreras que han seguido tu ejemplo;

de unión, tenacidad y perseverancia.

 

Desde niñas,

nos apoyaste con los elementos necesarios

para desarrollar nuestro talento y habilidades;

dándonos educación, alimentación y valores.

 

Gracias!

con tu visión, nos ayudaste a construir nuestro futuro;

fuiste un papá exigente

y nos enseñaste a no rendirnos,

siguiendo siempre el camino del bien.

 

Ante los desafíos,

tu impulso y ejemplo han sido vitales,

cada una de nosotras te llevamos

en nuestro diario vivir y en el corazón;

seguimos tu imborrable huella.

 

¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

Vancouver, B.C. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Autor: Guillermo Martínez Berlanga

Comentario:

Negro historial, la Química de la Muerte. México, 1984. La oscuridad de la noche se quebró de manera súbita con un intenso resplandor anaranjado, a nivel de tierra cientos de personas ni siquiera se darían cuenta del momento instantáneo de su muerte, muchas otras más despertarían a un infierno de llamas y calor que les derretiría la piel.  Eso fue la tragedia de San Juanico, una explosión de gas LP en una zona poblada que puso de luto a todo el país. Algunos meses después en una latitud completamente distinta en la India, el escape de una nube toxica en Bhopal acabaría con la vida de alrededor de 25 mil personas. Las investigaciones apuntaron a negligencias, mezquindad con las medidas de seguridad  y una mala ubicación de una empresa que manejaba sustancias peligrosas.  El responsable fue la compañía Union Carbide, una empresa que por cierto existe en nuestra metrópoli. Estas tragedias ocurridas hace más de treinta años son solo un par de ejemplos de entre cientos, en los que los accidentes industriales se han vuelto tristemente célebres. Sin embargo no fueron las primeras y lamentablemente no serán las últimas, hoy nuestra ciudad es testigo de una más de ellas. Bajo circunstancias aún no esclarecidas, y en el marco del silencio casi criminal de la Secretaría de Desarrollo Sustentable, La empresa de productos químicos Viakem, en San Nicolás de los Garza, fue la sede de una tragedia donde tres personas perdieron la vida y varias más sufrieron daños de consideración en su organismo. Ante esta situación surgen muchísimas preguntas ¿Qué provocó el accidente?, ¿Es posible que una tragedia de mayor magnitud llegue a ocurrir en alguna de las decenas de empresas que generan sustancias peligrosas en la ciudad? ¿Cómo vigila la autoridad a dichas industrias? Y probablemente la más importante ¿Qué se hará para evitar que esto vuelva a ocurrir? Nuestra ciudad tiene una relación de amor odio con sus industrias, por una parte no se puede negar que generan cientos de miles de empleos, pero por otro lado también ocasionan trágicas muertes directas, miles de muertes prematuras por contaminación atmosférica y mantienen de manera latente pero casi desconocida la posibilidad de mayores tragedias. En los alrededores de la planta donde ocurrió el accidente los vecinos repitieron una tendencia que acontece en otros municipios: olores desagradables, situaciones raras y finalmente tragedias evitables. Las quejas por contaminación en nuestra metrópoli siguen un patrón curioso, primero provocan una ola de notas periodísticas, posteriormente algunos funcionarios públicos se pronuncian al respecto, y eventualmente la mayoría de las quejas quedan sin ninguna resolución por parte del gobierno. Esto puede deberse a muchos factores, el más tradicional es causado por la eterna danza de deslindes que bailan los órganos federales y estatales, repartiéndose competencias y culpas, otro factor puede ser la falta de inspectores para una adecuada vigilancia, y por supuesto la falta de voluntad de la autoridad para sancionar y actuar conforme a derecho. Quien dude de lo anterior solo tiene que revisar los resultados en procuración ambiental que tuvo la SEDESU en el 2018, los cuales para una ciudad de vocación industrial son ridículos. Hoy podría decirse que el destino fue generoso, y la cantidad de vidas sesgadas por la industria fueron pocas, pero esto debe ser una señal de alerta que nos haga preguntar ¿Cuánto falta para que ocurra una tragedia de magnitud mayúscula? Hoy en día el gobierno federal y el estatal en lugar de repartirse culpas deberían trabajar en hacer valer los convenios de colaboración que existen por ley para la vigilancia de la industria. Las auditorias deberían tomar un carácter más obligatorio que voluntario y sería sumamente sensato que la Secretaria que encabeza José Manuel Vital Couturier, activara de una vez por todas el Sistema Estatal de Información Ambiental y Recursos Naturales, una plataforma que según la ley ambiental del Estado, debe contener entre otras cosas toda la información sobre auditorías a empresas y el tipo de sustancias que estas manejan. Si esto no se hace, lamentablemente la química de la muerte volverá a ocurrir, sin que podamos predecir el número de vidas que se cobrara. Esperemos que las vidas perdidas sean suficientes para que nuestras irresponsables autoridades actúen. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

​"Con Ojos y Oídos de Niño". Palabras domingueras y como veo a los diccionarios, las enciclopedias y la Internet. Algunas personas me han dicho, que en mis artículos uso demasiadas palabras "Domingueras", es decir, rebuscadas, novedosas, raras, desusadas, y poco comunes. Estoy de acuerdo con ellos. Sin embargo, deseo justificar mi proceder. Antes debo decir, que hace muchos años, me topé en la obra de un analista de los trabajos de don Miguel de Cervantes, que lo llamaran "El Rey de los Sinónimos". Esto, por la frecuencia desusada de los tales, en su escritura. Lo consideraban una muestra de su amplio conocimiento del idioma castellano. Y recomendaban seguir su ejemplo, siempre y cuando, fuesen aplicados con sensatez y mesura, pero sin obscurecer el sentido de lo escrito. Estos comentarios, sentaron plaza mi sistema cognoscitivo. En un escrito anterior, señalé que uno de mis pasatiempos favoritos, era hurgar, escudriñar, revisar y a veces, corregir diccionarios y enciclopedias. Es una experiencia única, toparse con palabras nuevas, cuyo significado ignorábamos, pero que poseen equivalentes, que se llaman sinónimos. Yo visualizo a estas fuentes maravillosas y ocultas como canteras y minas, que esconden piedras finas y metales preciosos. Mármoles, rubíes, esmeraldas, oro y plata conceptuales. Que encierran tesoros, que siento la responsabilidad y obligación de descubrir y mostrar a todo el mundo. Cumpliendo así, con una de las obras de misericordia corporales, de enseñar al que no sabe.  La erosión del idioma, perpetrado alegremente por los medios, justifica mi defensa gambusina del mismo. Cada vez que observo como los locutores de la televisión, asesinan y "Acecinan", es decir, hacen cecina con nuestro bello idioma, me siento impulsado a continuar con mi peculiar pasatiempo y autoimpuesta encomienda. La mayoría de las veces, por sus expresiones, se detecta en ellos, lo humilde de su origen socio económico. No pueden negar la cruz de su parroquia, como dice el refrán. Y nos atropellan inmisericordemente, con los giros lingüísticos que aprendieron en el seno de sus hogares, su barrio y su entorno vital. Que fueron troquelados en sus anémicos cerebros, por sus negligentes o desfavorecidos educadores. Pero a la vez denotan que pasaron por las aulas universitarias, sin pena, ni gloria. Tutorados por maestros de igual categoría intelectual. Lo más triste de todo, es que carecen de la ambición académica de superarse, buscando modelos superiores o recurriendo a la autodidactica. Ejemplos como "haiga", "pos", "Pader", "Redapar" y otros más, sin mencionar sus altisonancias y vulgaridades. Permanecen inalterados en el repertorio conductual y lingüístico del alumno y el profesional. Yo, por mi parte, les ofrezco y prometo, seguir picando piedra y escarbando, en las minas y canteras de nuestros bellos idiomas nacionales, y ofrecer, sin condiciones mis hallazgos. Es lo menos que puedo hacer, por retribuir a mi querido México, la educación que me dio. Nadie me paga por esto, ni busco reconocimientos oficiosos, inmerecidos e innecesarios. "Bona Scientia laetificat cor Hominis". La buena ciencia, alegra el corazón del hombre. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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