Skip to main content

Autor: José Rivero

Comentario:

De nuevo a la guerra fría. La cámara de senadores americana calla. Igual su cámara de representantes, pero tienen ambos cuerpos colegiados una seria paradoja. Mientras que Trump se peleaba con medio mundo y un poco más, el zorro de Xi Jung Un, mandamás chino convocaba al otro medio mundo a una reunión en la ciudad china de Tianjin para proclamar a un nuevo orden mundial dejando atrás a los tiempos del liderato norteamericano. En total asistieron dos docenas de importantes mandatarios asiáticos de otros tantos países; entre ellos La India que es el País más poblado del mundo, Rusia y China (puros pesos completos). Trump acababa de insultar a todos de abusar de la inocencia (?) de los Estados Unidos atreviéndose a imponer altísimos aranceles mientras que Jian Un los agasajaba con alfombra roja. La partida no se ha perdido, pero el cuerpo diplomático americano tendrá mucho trabajo para restablecer sus tradicionales buenas relaciones a nivel mundial, pero, ¿cómo parar a Trump? Estamos presenciando el inicio de una nueva guerra fría, ahora más equilibrada. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ervey Cuéllar

Comentario:

Vi esta nota en Monitor: “DANDO a entender que es posible una alianza entre el PAN y Movimiento Ciudadano para las próximas elecciones de gobernador en Nuevo León, el dirigente de MC en el estado, Baltazar Martínez, dice que en caso de una alianza los abanderados serían de su partido, empezando por Mariana Rodríguez y Luis Donaldo Colosio, que son los mejor posicionados en las mediciones”.  Y ¿convendrá saber quiénes son los suegros de estos personajes? Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Federico Zertuche

Comentario:

Se salvó gracias a dios. En México, país con mentalidad mágico-religiosa muy arraigada, se suele afirmar que las personas que han padecido enfermedades o han sido operadas con éxito, se han curado o aliviado 'gracias a dios'. No, no es gracias a ningún dios que los enfermos se curan, sino gracias a los médicos, enfermeros, al hospital y su personal, a las medicinas, análisis, transfusiones, anestesias, y un largo etcétera en los que no, repito no, participa ningún dios, ninguno. Agradezcamos pues a ellos, que son seres y cosas reales que se ocupan de la medicina, no a seres imaginarios. ¿O acaso alguien ha visto algún dios limpiar una herida, aplicar una inyección, con bisturí en mano, transportar un enfermo en camilla o estar atento al oxígeno? Yo nunca, no hay evidencias. Y me refiero a dioses en plural, pues no hay uno solo como pretenden las religiones monoteístas, además que el suyo es único verdadero y los demás falsos, cuando en verdad todos lo son. Los estudiosos de las religiones han identificado y documentado alrededor de 10,000 dioses, que han sido creados e inventados por los hombres a lo largo de la historia en muchos pueblos y culturas, los dioses se han transformado y evolucionado junto a los mitos que los sustentan narrativamente. Por eso, en la actualidad resulta infantil la milenaria idea del dios creacionista judeo-cristiano-islam según la cual dios creó la Tierra, a los humanos, animales, plantas, aguas, cerros, el cielo y demás, en seis días y al séptimo descansó, ¡ah! y todos llegaron ya evolucionados, para que no la hagan de tos. Los hombres han creado a los dioses, no al revés. Afortunadamente la larguísima etapa de las creencias religiosas se desvanece cada día más para dar paso a la etapa del conocimiento, racional, lógico, científico, al pensamiento crítico, no dogmático. La religión enseña obediencia, el pensamiento crítico y la ciencia enseñan libertad. Cuestionar las creencias religiosas no es una falta de respeto. La verdadera falta de respeto es imponer esas creencias como únicas, verdaderas e incuestionables. Termino con Carl Sagan: "Yo no quiero creer, quiero saber". Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

"Con Ojos y Oídos de Niño de 84 Años... Clamando en el Desierto". Alameda de Monterrey, Sala Nocturna de Lectura y Estudio, a Cielo Abierto. En la segunda mitad de los años 50, mis hermanos y sus amigos, iban a estudiar por las noches en este jardín, a la luz de faroles, a veces mortecinos. Para eso, se llevaban unas pequeñas sillas playeras, que parecían para niños, y en ellas se pasaban varias horas estudiando, a veces hasta el amanecer. Lo hacían así por tres motivos igualmente importantes, el primero, porque no había lugares abiertos a esas horas, en ninguna facultad o biblioteca de la ciudad. El segundo, era para escapar a los calores infernales del Monterrey de esos años y porque en las casas de asistencia, no les permitan tener las luces encendidas, tanto, sus compañeros, como las señoras encargadas del lugar. El tercero, eran la paz y tranquilidad del lugar y sus alrededores, llenos de aromas emanados de flores y árboles enormes. ¡Era el Monterrey de los años 50, con menos de medio millón de habitantes! ¿Lo recuerdan mis coetáneos amigos? La cantidad de estudiosos no pasaba de15, generalmente menos, la mayoría eran alumnos de las carreras de medicina y de leyes, no sé por qué. Lo que los unía, eran los pesados textos de las diferentes materias que cursaban. El Tratado de Anatomía Humana, en cuatro enormes volúmenes de León Testut, el famoso anatomista francés, destacaba como los campeones de peso pesado, entre los demás libros. Cargarlos y llevarlos todos los días a la facultad, era toda una hazaña y proeza deportiva de levantamiento de pesas, reservada a chicos atléticos, en perfecta condición física. Los futuros abogados, también compartían esas peripecias, pero no recuerdo los títulos y los nombres de sus materias. En varias ocasiones, a la media noche, mi hermano gemelo y yo, nos escabullíamos de la casa de Zaragoza y Espinoza, para, con cualquier pretexto, ir a visitar a los futuros profesionistas. Nos íbamos hasta la calle de Washington y por ella hasta la alameda en su lado sur, para buscar a los leyentes. Eran espectáculos inolvidables, tanto por la soledad de las calles, como por la experiencia de un cielo lleno de estrellas, que cada día fueron desapareciendo por la contaminación ambiental, que, hasta el presente, ahoga a la ciudad. Por excepción, hubo algunos altercados con padrotes de damas de la noche, borrachitos despistados y curiosos, pláticas breves con transeúntes y trasnochadores, que pedían un cigarrillo u ofrecían un sorbo de zoyate, pero no más. Aquí me desvío del camino a la alameda, para describir momentos de éxtasis de adolescente incoativo. Mi hermano gemelo y yo, siempre fuimos muy activos en el deporte de pista y campo, el atletismo. Por tres años, aprovechando esa paz callejera del Monterrey de los 50, yo salía a correr a medianoche, por las calles de mi barrio. Me iba por M. M. de Llano, hasta Venustiano Carranza y me regresaba por A. Espinoza hasta la de Diego de Montemayor. Para finalmente ir a bañarme y a dormir. Lo que voy a narrar, no tiene más intención que describir a una sociedad sana e inocente que ha desaparecido. Pues bien, todas las noches de mis correrías, me tocaba pasar por casas en las que se preparaban para dormir, chicas y mujeres de diferentes edades. Que, sin temor a sentirse observadas, a veces se despojaban de sus vestimentas diurnas, para enfundarse en las nocturnas, previo paso por un refrescante regaderazo. Estos eventos duraban breves segundos, pero eran suficientes para mi cerebro y ojos cocodrilianos. Cuando coincidían, mi paso frente a sus ventanas y sus deshabillés, captaban en todo su esplendor la belleza y perfección de cuerpos femeninos en plenitud de formas y movimientos. Cualquier pintor renacentista, hubiera dado su fortuna por vivir estas experiencias del impulso de exploración visual, propias, naturales, normales y más fuertes en el ser humano, que en las bestias. ¡No existe el mal llamado voyerismo, es una vacilada! Nunca comenté con nadie mi feliz hallazgo visual, que atesoré como un privilegio secreto otorgado por algún genio tan travieso, como yo.  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

  • Creado el