Autor: Federico Zertuche
Comentario:
Prendimiento y muerte de Santiago Vidaurri. Luego de la rendición y toma de la ciudad de México por las fuerzas republicanas al mando del general Porfirio Díaz el 21 de junio de 1867, relata Carlos Tello Díaz que la ciudad quedó para cualquier fin gobernada por el propio Díaz hasta que llegara el gobierno legítimo presidido por don Benito Juárez. Una de las primeras disposiciones fue ordenar la presentación de todos los militares y funcionarios que ocuparon cargos de importancia con Maximiliano. Tenían para ello un plazo de veinticuatro horas; pasado el término, quienes ignoraran la presentación serían castigados con la pena de muerte. Transcurridos varios días sin novedad, fue conocida la aprehensión de Santiago Vidaurri, el caudillo de Coahuila y Nuevo León, quien permanecía escondido en una casa de un norteamericano quien luego de extorsionarlo decidió delatarlo. Vidaurri tuvo siempre una relación conflictiva y rebelde con Juárez, con quien rompió al principio de la Intervención. Ello contribuyó a su adhesión al Imperio. En los meses del ocaso fue jefe de gabinete de Maximiliano, en su calidad de ministro de Hacienda. Vidaurri temía por su vida, dada su relación con Juárez, por lo que no acató la orden de presentación hecha por Díaz. El día de su aprehensión, luego de ser identificado en el ayuntamiento, fue conducido en un coche de sitio a la plazuela de Santo Domingo. Y ahí, frente a los muros que ven al oriente, a las cuatro de la tarde en punto, fue fusilado por la espalda, con lujo de crueldad. Había una banda de música que ejecutaba valses, danzas, polkas y "Los Cangrejos". mientras llegaba el ajusticiado, como relataba el boletín del Ejército de Oriente. Luego Díaz afirmó en sus memorias: "Lo mandé pasar por las armas inmediatamente, sin más diligencia judicial que la identificación de su persona". "Tanto porque había incurrido en las penas establecidas por las leyes vigentes y por mis circulares que acababa de expedir, cuanto por la parte principal que había tomado en la prolongación de la guerra, sosteniendo la causa imperialista, y para que su ejecución sirviera de ejemplo a los que no habían cumplido con mis órdenes".
Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro
Comentario:
"Con Ojos y Oídos de Niño de 84 Años... Clamando en el Desierto". ((1)). ¡El Mundo está Loco, Loco, Loco! Los Premios de la Pus. (No de la paz). La Humanidad regida por Orates. Mis amados leyentes, visteis o recordáis esta película cómica de mediados de los 60. Uno de los artistas es Spencer Tracy en el papel central. Como su nombre lo indica, intenta reflejar y criticar la forma loca en que vivía la gente de aquellos años, obsesionados con la codicia del dinero fácil y el éxito instantáneo, especialmente los gringos. Sin embargo, el título es aplicable a cualquier sociedad o grupo social sobre la Tierra. Comencemos el análisis desde lo políticamente cercano a nosotros, hasta lo más alejado geográficamente. Veamos Nuevo Nuevo León; está gobernado por un muchacho chiflado y puñetón, con aspiraciones y aires de alcurnia social, la que no posee nadie en su familia, ni en sueños, todo lo contrario. Así como logros académicos de una clase indistinguible, y que se ha de solazar en solitario, hojeando Playboy, pues a pesar que dice hablar inglés, no sé si lo entienda. Dicen que en su maletín lleva siempre una sonaja, un biberón, un chupón, una mordelona y un babero, para cuando se estresa, usarlo y tranquilizarse. La cantidad de disparates y ocurrencias emitidos por él, es superada solo por AMLO, que le lleva muchos años de ventaja prolongándose la anatomía, pero con un poco de tesón, podrá cuando menos igualarlo. Continuemos con nuestra estrella nacional, de las ocurrencias y las puñetadas, que magistralmente superó y por mucho a Luís Echeverría Álvarez, (a), LEA. Que era hasta entonces el presidente campeón de campeones, indiscutible, imbatible e insuperable, en decir y hacer babosadas, idioteces, exageraciones y prometer lo imposible. Si, ese es ¡AMLO! De quien dicen que hasta dormido es capaz de expresarse con la fluidez de un tartamudo. Es el único que ha sido infectado del virus cervantino, con la idea de escribir libros a como dé lugar, aunque no convence a nadie de sus autorías literarias. Pues en todos los años que chantajeó al sistema político, jamás dio muestras de poseer la mínima habilidad de escribidor. Este virus incluye la ingente, quemante, urgente, insaciable, estupidizante y estupefaciente necesidad e idea, de dejar por escrito, su Tejtamento Político al estilo de los grandes ideólogos y pensadores de las culturas occidentales, orientales y polares, si las hay. De manera que quede constancia escrita, de que las barbaridades, idioteces, ramplonerías, zafiedades y ocurrencias, que se le atribuyen por sus supuestos enemigos del Compló contra él, nunca comprobado, son ciertísimas, verdaderas y apegadas a la más rigurosa realidad. Convencido por sus incondicionales lacayos, mozos de estribo, esbirros lame traseros de que México lo necesita urgentemente y de que los mexicanos no podemos vivir sin él y sus gracejadas. Regresó a la vista y a la plaza pública, acomodado y trepado en una silla 4 vientos, creyéndola la presidencial, rodeado de un ambiente bucólico gallináceo. Lo ignora él, lo ignoran sus sirvientes, pero a nadie, absolutamente a nadie en el país, le interesan las tonterías que dice. Como si fuera un reconocido y consumado antropólogo, arqueólogo y etnólogo, opina contra corriente de las más serias investigaciones acerca del México prehispánico, excepto las de doña Eulalia Guzmán, defensora de los aztecas vegetarianos. ¡Faltaba un brindis, el de Arturo! Perdón, se me chispoteó. Me refiero al más loco de los locos, el más poderoso, el más peligroso de los orates. Un señor que confirma mi teoría de que él es digno recipiendario de un Premio de la Pus. (No de la paz). Y que las idioteces y puñetadas máximas, se dan por igual en las derechas como en las izquierdas ideológicas. Un señor feminoide, acomplejado por sus manos chiquitas, que tiñe sus ralos cabellos de color amarillo fecal y se maquilla frotándose Cheetos en la cara, por lo que sus enemigos, que son millones, le apodan Mr. Cheetos. Es un psicótico incendiario, con daño cerebral evidente, lo que lo convierte en triplemente peligroso y dañino, no solo para su país, pero para todo el mundo. Está empeñado en superar a Atila, el rey de los Hunos, de quien se decía que por donde pasaba, no volvía a crecer la hierba. Está rodeado de un selecto grupo de idiotas y orates, que, como aves del mismo plumaje, ¡Vuelan juntos! Como buen alienado, posee una resistencia brutal a los consejos y opiniones que van en contra de su sistema delirante de pensamiento. No acepta como buenas, ni siquiera las lecturas del termómetro, del reloj, el velocímetro del carro o los pronósticos del tiempo, pues para él, todas son Fake news fabricadas por sus adversarios. ¿Cómo la ven? Otros orates Milei, Maduro, Putin, Ortega, Díaz-Canell, ¡Todos son locos de atar! ((2)). ¿Y los Cuetes y la Pirotecnia en el Área Metropolitana de Monterrey, Apá? Conozco varias personas que viven fuera de México. Me han confesado que no vendrán en Navidad y el Año nuevo a nuestra ciudad, por el temor a que les truene un almacén de pólvora, cerca de sus casas, como en Cadereyta. Me dijeron que sus familiares les advirtieron que en su barrio se comenta de varios vecinos que almacenan ese explosivo y comercian con él. Otros me dijeron que, en las áreas de Valle Verde y Aztlán, entre algunas más, se sabe quiénes son los vecinos que se divierten llenando el barrio con explosiones y humo de los cuetes, en esas fechas. Adriancito, por amor de Dios, ponte a investigar esas denuncias. Yo deseo pasar una Feliz Navidad y llegar a un Prospero Año Nuevo, vivito, coleando y completito, sin que me falte alguna parte de todo mi bello cuerpo o a mi familia. ¡Gloria in Excelsis Deo, et Pax in Terra Hominibus Bonae Voluntatis! Para toda la raza, incluidos los Morenistas y 4teístas, a ver si se componen, je, je, je. Nota Bene; "Lapsus Teclae", error de dedo, neologismo latino, acuñado por mí en lugar de Lapsus Brutus. Más je, je, je.
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