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Autor: Ariel Zapata

Comentario:

Lo que queda claro es que lo único que importa a la ciudadanía mexicana es la calidad de gobernanza, es decir, la capacidad del Gobierno para crear condiciones para el progreso y la prosperidad: todo el resto es demagogia pura: Luis Rubio, recientemente en El Norte. En mucho tiempo esto ha dejado de suceder en Nuevo León; hasta la fecha; los candidatos que prontamente se avecinan ¿podrán garantizar una gobernanza de calidad? en donde no se deje el calendario transcurrir, sin hacer algo, dejando crecer con dejadez o ignorancia, el volumen de necesidades sin satisfacer y quedarnos nosotros con los brazos cruzados y mirando que se estanquen las soluciones precisas en el desarrollo urbano, en el desarrollo rural, en el desarrollo de las comunicaciones, en la calidad de los servicios públicos, en el mejoramiento del transporte público y vehicular, en el desarrollo de la minería y su exploración, en el desarrollo de parques turísticos, en un efectivo desarrollo comercial o en tantas otras cosas más, desatendidas ellas. De aquellos candidatos que lleguen en junio de este año, los que sepan, que conozcan de la problemática que comprende el status de las cosas en que se encuentra nuestro estado, y que además sepan rodearse de gente honesta y competente para que cumplan cabalmente las funciones con eficiencia y eficacia. De otra manera seguiremos estancados dejando pasar el tiempo, como nos ha acontecido en los últimos periodos gubernamentales que no lo han sabido del todo. Dentro de lo ofrecido por los partidos, seleccionemos bien a aquellos que cumplan la especificación, los que tendrán de suyo el conocimiento, para cuando menos sea lo más cercano posible a complementar tal especificación. Se trata de nuestro bienestar, no el de ellos. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

​"Con Ojos y Oídos de Niño". ¿Y si doy un aventón, soy culpable de tráfico de personas? En mi adolescencia y temprana juventud, todos los viajes que hice, fueron de aventón. Por casi 10 años, me moví entre ciudades, recurriendo al dedo gordo de mis manos. Casi todos esos viajes los hice en compañía de mi hermano gemelo, únicamente 2 o 3, solo y por mismo. El punto de partida y regreso, fue invariablemente la ciudad de Monterrey, en México. Los más repetidos, fueron entre esta ciudad y la capital del país, ahora denominada CDMX, pero que antes le decían el D. F., por ser el Distrito Federal, o simplemente México. Cuando menos en 8 ocasiones nos vimos en medio de la nada, a orillas de la carretera 57, la Interamericana. Caminando, a veces bajo soles ardientes, lluvias torrenciales, y copiosas e inesperadas nevadas. Hasta que algún viajero solitario y aburrido, generalmente camioneros, nos aceptaban como compañeros de viaje. En la mayoría de esos larguísimos periplos, de hasta 24 horas, montados en sus rugientes motores, eran los camioneros y los traileros, los que nos levantaban con mayor facilidad y frecuencia. Eran muy "riatas", pues nos invitaban a comer en los restaurantes a orilla de carretera, frecuentados por la mayoría de ellos, aprovechando para descansar un poco. Así fuimos una cantidad de incontadas veces, de Monterrey, a la frontera norte, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. Otra "ruta", fue hacia Ciudad Juárez, pasando por Saltillo, Torreón y la capital de Chihuahua, la ciudad del mismo nombre. Pero el viaje más largo que realizamos, fue entre la Ciudad de México y la de Nueva York, N. Y., en gringolandia, para celebrar allá nuestra mayoría de edad, que entonces se obtenía a los 21 años, en ambos países. Lo hicimos como ilegales, solo con la visa de residentes fronterizos, que nos autorizaba únicamente hasta 20 millas de la frontera. Nosotros la extendimos varios miles más, sin permiso de nadie. Comenzaba el otoño de 1962, era septiembre el Mes de la Patria y como dijo Amado Nervo, "Septiembre estaba en flor... y nosotros ¡también! Cumplimos los 21, el 24 de ese mes, día de la Virgen de la Merced. Celebrándolo en compañía de varias chicas enfermeras, del hospital en que trabajaba mi hermano mayor, Víctor Manuel, como residente en psiquiatría. La Santísima nos concedió la merced de llegar sanos y salvos, a la casa de nuestro otro hermano mayor, Hugo Federico, en White Plains, NY, condado de Westchester, ¡El mero 15 de septiembre! Este lugar, era considerado el más rico del país, pues en él vivían los Rockefeller, los Dupont y otros millonetas gabachos. Los paisajes, aunque repetitivos y monótonos, eran espectaculares, pues entre más nos acercábamos a NY, NY., las hojas de los árboles cambiaban de color hacia un rojo-anaranjado intenso. Daban la impresión de estar ardiendo, encendidos por un fuego abrasador. Subimos y bajamos de diferentes tipos de automotores sin ningún contratiempo. Inclusive, llegamos a abordar un tren de carga del cual descendimos al darnos cuenta que iba para el oeste. Nos cruzamos con varios retenes carreteros policiacos locales y estatales, que nos dejaron pasar sin ningún problema y nos dimos cuenta que nuestra estrategia había funcionado. ¿Cuál fue? Pues nos cortamos el cabello bien pegado al cráneo, con corte de cepillo por arriba, nos pusimos pantalones de kaki, con zapatos tenis Converse, calcetines blancos y camisas de manga corta de cuadros. Nos lo recomendaron amigos que ya la habían usado, asegurándonos que podríamos pasar por chavitos gringos ¡y así fue! Como siempre, ¿Por qué hago esta amplia y redundante descripción de nuestras andanzas? Pues porque en el pasado, deseando retribuir las bondades recibidas en esos años, de desconocidos que nos dieron la mano de una manera altruista y generosa. Yo di muchas veces aventones a chavos y chavitas, señores y señoras humildes, exactamente en las mismas carreteras desoladas, en que yo los recibí. La mega pregunta es, si yo decidiera en estos momentos de tanta migración ilegal y dudosa, dar aventones a personas, sin preguntarles sus qués y sus cómos, y me detuviera la policía. ¿Podría ser acusado de tráfico de personas, trata de las mismas, o cosas igual de horribles? ¿Iría derechito a la cárcel, sin tocar baranda? ¿Me creerían que era un buen samaritano, haciendo el bien, sin ver a quién? Sin duda, me haría sospechoso de lo peor, más, si vieran a un provecto de 80, con señoras. El mundo ha cambiado y yo, a mis años, no me he adaptado. Bronco, no seas gacho, pásanos la Opus 102 a la banda de FM. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ludolfo Zapata

Comentario:

Estimado Doctor Garrés, siempre seguimos tus comentarios y el de tus compañeros en Monitor, y esta es la primera vez que le escribo a alguno de ustedes, porque me parece que podrías mejorar un poco en tus visiones y enfoques. Por ejemplo: en relación a tu editorial del 21 de abril, te comento: Que compararnos con EEUU es ocioso, porque no llegaremos a ningún lado. Pero si quieres comparar a Trump con López, recordemos que la mala actuación de él (en muchos aspectos), al final le costó la chamba. No debemos comparar a Trump con López, no tiene caso. La opinión que usted está dando es de México... Pero si la cuestión es comparativa, en ambos casos estamos mal, porque se trata de una "división de poderes". Ninguno debe (o debió) meterse en el Poder Judicial de sus países. Trump, fiel a su personalidad, no nos extraña que insulte, denigre o imponga su voluntad sobre los demás poderes (y personas), pero en el caso del Sr. López es contradictorio a lo que él pregona... Que es "defensor de la Ley y las instituciones democráticas" y es el primero en doblarlas o acomodarlas según le convenga... Llámese para reelegir gente, o tirar reformas educativas, energéticas, constitucionales, etc. También debe vigilar que los funcionarios NO se enquisten en el sistema y además debe ser (como Madero), un paladín de la "No reelección". Te mando un saludo cordial. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Autor: Ricardo Garrés Valdez

Comentario:

"El pueblo bueno". Ya que a los fifís regurgitan lo que otros escribieron, incluyo lo siguiente: "Massimo Bottura: "La vera rivoluzione siamo noi, cerchiamo le forze per ripartire" "La verdadera revolución somos nosotros, estamos buscando las fuerzas para empezar de nuevo". La Stampa, Italia. Traigo esto a colación porque observo que los fifís andan desatados condenándonos a quienes votamos o simpatizamos con AMLO. La ofensa más ligera es de "idiotas", "ignorantes" y otras linduras como esas; escriben también que tenemos un idiota de presidente, y que los idiotas "están bien representados"... equivocan, AMLO no representa a los fifís. Claramente hacen todos los esfuerzos posibles para combatir la revolución que AMLO, apoyado por el pueblo, está llevando a cabo... "el pueblo bueno", pues. Luego tenemos la prensa agresiva con Alejandro Junco a la cabeza y algunos "privados de iniciativa" como la COPARMEX que pillan, gritan, se revuelven en la banqueta con las greñas sucias, sobre la cara, babeando, con la mirada perdida y musitando repetidamente "AMLO va a destruir México"... sí ¡cómo no! No aguantan una triplicada de salario mínimo aullando que la pequeña empresa va a desaparecer, como si les importara un bledo su existencia. Lo que realmente atacan son los frutos de una revolución del pueblo y temen que siga consolidándose con AMLO. Es increíble el “encarnicamiento” de la derecha al combatir a AMLO y su suspensión de regalos a la prensa, Concacyt, "investigadores" de universidades privadas, y muchos ahorros en gastos inútiles como esos: solo manteniendo parásitos en una vida de lujo. Los reaccionarios de derecha se revuelcan de rabia porque AMLO obedece el principio de Cicerón: "El bienestar de la gente debe de ser la ley suprema"... no el bienestar de los fifís ladrones y parásitos. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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