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Autor: Ricardo Medrano

Comentario:

Don Ángel. Suelto una pregunta que, sin su respuesta, no alcanzo a comprender el porqué. ¿Porqué de qué o qué…? ¿Por qué si el Transporte Público en Monterrey es CONCESIONADO a las eternas familias de transportistas que todos conocemos, es el Gobierno de Samuelito el mentiroso, quien elija a los proveedores y compra los camiones? ¿Luego se los vende o los renta a los concesionarios? Ojalá y alguien conocedor me pueda sacar de la duda. Saludos y más éxitos diarios. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

"Con Ojos y Oídos de Niño de 84 Años... Clamando en el Desierto". Tatuajes, Aretes y Barbas, en mi Infancia. Cuando era un niño menor de 10 años, mi amada abuela materna nos decía, que solo los presidiarios, los ladrones y la gente mala, se tatuaba la piel, usaba aretes y se dejaba crecer la barba. Agregaba, además, que eran muy sucios, nunca se bañaban o aseaban, por eso apestaban y desde lejos los podíamos percibir. Creo que basaba sus dichos, apoyada en el Antiguo Testamento, qué en algún escondido lugar, así lo determinaba, "No labrarás tu piel...". Levítico XIX: 28. Biblia del Oso (1569). Biblia del Cántaro (RVA 1602). Ahora, es todo lo contrario, pues es motivo de orgullo y señal de elegancia, entre los artistas, los bohemios, los intelectualitos de banqueta y hasta algunas bellas damas, que han tatuado sus hermosas pieles, hasta parecer la de unos peligrosos reptiles, como anacondas, pitones y boas. Por mi parte, no me veo con aretes o tatuajes, aunque acepto y reconozco que, debido a mi pereza galopante de anciano decrépito, me rasuro una vez a la semana y me baño solo dos, por sugerencias médicas, no prescripciones. Algunos dermatólogos me han convencido de que cada vez que nos restregamos el cuerpo con el estropajo y el jabón Zote, (es broma), dañamos nuestra piel. Pues eliminamos una natural y sutilísima cubierta protectora de grasa natural, que nuestro cuerpo, Templo del Espíritu Santo, ha desarrollado para evitar el ingreso a nuestro organismo, de agentes dañinos, como virus, bacterias y todo tipo de microbios patógenos. Yo obedezco y me libero del estigma de huevón, flojo y arrastrado. Les paso la información sin costo. Si mal no recuerdo, fue en las películas de piratas, importadas de Joligud, (sic), en donde aparecían estos bellacos barbones, con aretes y tatuajes, que tanto molestaban a mi proto progenitora, uno de ellos, era el jotito o jotazo de Errol Flynn. Hace muchos años encuesté como a 50 bellas damas, desde quinceañeras precoces con experiencia en ósculos apasionados e intensos. Hasta maduras y expertas señoras en sus cincuenta y sesenta, sobre el beso con y sin bigote. Todas me dijeron que se veía muy varonil, pero se sentía "Muy gacho", que les metieran un montón de pelos en la boca, cuando las besaban. Y que eso mataba la pasión, especialmente cuando iban acompañados de sabores de diferentes viandas ingeridas por sus galanes y aún más, en tiempo de frío, cuando el flujo nasal está a la orden. Resumían su posición respecto al bigote, que era, "¡Bonito de lejos, pero asqueroso de cerca!". Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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