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Autor: José Rivero

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Peligro, ¡perro rabioso! Un nuevo capítulo de la supuesta 4a Transformación que suplanta libros de Texto tachados por neoliberales por nuevos libros que tienen más contenido de ideología comunista tipo São Paulo que contenido educativo. Esto sin duda iniciará una nueva pugna entre la intelectualidad mexicana y las huestes de AMLO. ¡Agárrense Raza! 2/ Putin y Juan Carlos rey de España. Creo firmemente que los políticos merecen una vida privada no a merced de los despiadados paparazzis y reporteros. En el caso de Putin debemos igualmente respetar su privacidad. Pero ahora resulta que este ha escondido en una bella ex gimnasta y ahora política rusa a quién se le atribuyen grandes fortunas supuestamente del más famoso Vladimir del mundo. La bella política se llama Alina Kabáyova que es acusada de atesorar para Putin grandes fortunas de dinero en cuentas de bancos suizos. Putin al igual que el Rey español Juan Carlos padre del rey actual monarca quien también tenía su pública bella movidota que finalmente causó la separación del Rey con la Reina Sofía. La hermosa Corinna Zu Sant-Wittgenstein le organizaba al entonces rey eventos y cacerías de gran emoción. Los poderosos se divierten, eso no es nuevo. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: José Enrique Carrillo

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Amigos de Monitor Político, de acuerdo a la clasificación más simple de la teoría del estado, que es pueblo, territorio y gobierno, el gobierno tiene la responsabilidad esencial de sus gobernados en todo lo relacionado a los fines del derecho que son justicia, seguridad, paz y bien común. Por lo que ¿hasta dónde, el gobernado debe aceptar errores humanos? cuando se habla de la vida de una persona por parte del gobierno, que no percibe ni tiene la sensibilidad del dolor humano de quienes gobierna, y luego piden el voto para seguir en el gobierno con discursos demagógicos. Gracias por el espacio. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Federico Zertuche

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Escribe Octavio Paz en el Laberinto de la soledad que "...los mexicanos consideran a la mujer como un instrumento, ya de los deseos del hombre, ya de los fines que le asignan la ley, la sociedad o la moral. Fines, hay que decirlo, sobre los que nunca se le ha pedido su consentimiento y en cuya realización participa sólo pasivamente, en tanto que 'depositaria' de ciertos valores. (...) En un mundo hecho a la imagen de los hombres, la mujer es sólo un reflejo de la voluntad y querer masculinos. (...) Ante el escarceo erótico, debe ser 'decente'; ante la adversidad 'sufrida'. (...) Ser ella misma, dueña de su deseo, su pasión o su capricho, es ser infiel a sí misma". Publicado en 1950, hay quienes siguen sosteniendo que la mujer debe ser abnegada, sufrida, piadosa (hágame usted el fabrón cavor, la mujer actual quiere follar no rezar, ni ser virgencita que riega las flores), recatada y objeto -no sujeto- sexual de los machos, como escribe sin pudor alguno un hipócrita mojigato que se dice 'abierto al debate' mientras solo insulta y lanza retorcidas insinuaciones con afán de denigrar. No reparan que de sus deformadas concepciones sobre la mujer nace el odio, desprecio y violencia contra la mujer a quien no reconocen autonomía, derechos y plena igualdad frente a los hombres. Incapaces de entender ni procesar siniestros sucesos como el ocurrido a Debanhi Escobar, son corresponsables de la putrefacción moral de una sociedad que se resiste a dejar de ser machista. La mujer liberada, aquella que se ha despojado de tales abominaciones patriarcales y machistas, les irrita sobremanera. By the güey, México está considerado entre los 20 peores países para ser mujer, cada vez más hostil para las féminas, con altos índices de violencia, inseguridad e inequidad de género. ¿Tren Maya? No #gracias, yo prefiero la selva. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ariel Zapata

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“La lectura de un libro viejo”: Renuente a leer, me acerqué a poco, me imploraba que lo abriera, yo no lo querría, pero la curiosidad tentadora del saber, me inclinó hacia él. Le tomé con recelo entre sus polvos acumulados año tras año, confieso, que me atrajo poco a poco como toda tentación que te llama a la exaltación. Debo resistirme, pues al abrirlo caes en sus redes y cual pez atrapado quedas sumiso a él. Tantas enseñanzas fuera de él se ponían en riesgo, se abrirían a nuevas posibilidades, sus experiencias acaso complementarían las mías o las anularían. Ante tal circunstancia indecisa, opté por la satisfacción de mi curiosidad pues no me dejaría estar en paz. Y, esa era una de las cosas comodinas que siempre he procurado. ¿Para qué alterar mi estado, si en mí poco, mediano o mucho conocimiento yo me encontraba a gusto? entonces, ¿Para qué inquietarme ante ventanas insospechadas de saber qué había en él… En tales divagaciones de la mente me encontraba, cuando de súbito, surge de sus páginas, a guisa de llamar la atención, una página suelta que para que se den cuenta, dice así: “…El Corregidor, creyendo que algunos de los hurtos de los gitanos quería descubrirle, por tenerle propicio en el pleito del preso, al momento se refirió con ella y con su mujer en su recámara, adonde la gitana, hincándose de rodillas ante los dos, les dijo: Sí las buenas nuevas que os quiero dar, señores, no merecieren alcanzar en albricias el perdón de un gran pecado mío, aquí estoy para recibir el castigo que quisieredes darme; Pero antes que le confiese quiero que me digáis, señores, primero, si conocéis estas joyas. Y descubriendo un cofrecico donde venían las de Preciosa, se las puso en las manos al Corregidor, y en abriéndole, vió aquellos dijes pueriles; pero no cayó en lo que podían significar. Miérolos también la Corregidora, pero tampoco dio en la cuenta; sólo dijo: Estos son adornos de alguna pequeña criatura. Así es la verdad—dijo la gitana--; y de que criatura sean lo dice este escrito que está en ese papel doblado. Abriole con priesa el Corregidor, y leyó que decía: “Llamábase la niña Constanza de Azevedo y de Meneses; su madre, doña Guiomar de Meneses, y su padre, don Fernando de Azevedo, caballero de hábito de Calatrava. Desparecila día de la Ascensión del Señor, a las ocho de la mañana, del año de mil y quinientos y noventa y cinco. Traía la niña puestos estos brincos que en este cofre están guardados.” Apenas hubo la Corregidora las razones del papel, cuando reconoció los brincos, se los puso a la boca, y dándole infinitos besos, se cayó desmayada. Acudió el Corregidor a ella antes que a preguntar a la gitana su hija, y habiéndolo vuelto en sí, dijo: Mujer buena, antes ángel que gitana, ¿A dónde está el dueño, digo la criatura cuyos eran estos dijes? ¿A dónde, señora—respondió la gitana—En vuestra casa la tenéis: aquella gitana que os sacó las lágrimas de los ojos de su dueño, y es sin duda alguna vuestra hija; que yo la hurté en Madrid de vuestra casa el día y la hora que ese papel dice… Pero, ¿Qué es esto? Le manifesté frente al libro el tal texto descrito: ¿acaso se trata de un caso de corrupción del año de 1595, que ya desde entonces, se usaba por los gitanos? Por favor endereza tu apreciación y no veas sólo lo que a la moda aparenta, ya no sólo por los gitanos, que ya hoy han quedado cortos. Aprecia sí, los actos humanos y sentimientos de los personajes descritos. Es la diversidad de enfoques lo que se nos presenta al abrir un libro e involucrarse en él. No es posible contemplar un solo aspecto para considerar la total realidad. Miguel Cervantes de Saavedra es el mejor contemplador de enfoques que conforman sus tramas, al escribir sus novelas. ¿Cómo quisiera hacerlo también yo, cómo prepárame para ello? Muy sencillo, lo que el libro nos dice: ¡Leer libros! te imaginas lo que, para este autor, en sus tiempos limitados, tuvo que leer para expresarse con tan colorida narrativa de las acciones de sus personajes, cultivando su mente. Es de considerarse, la tal decisión. Cierto lo es, abrir un libro, es un sueño y en el sueño escribimos libros. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

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​"Con Ojos y Oídos de Niño". El Dr. Jesús Piedra Rosales, "otros datos" de esos episodios nacionales y locales. Acaba de pasar a mejor vida, la señora Rosario Ibarra de Piedra. Sin embargo, este ensayo no toca su persona y trayectoria política. Más bien se centra en su marido, el Dr. Jesús Piedra Rosales, quien fue mi maestro en la Preparatoria Número Uno, del Colegio Civil de la Universidad de Nuevo León, en los años 1957 a 1959, en una materia del área de la salud humana. En esos años, la guerrilla urbana ya estaba reclutando miembros entre la raza. Esta información ha sido mantenida privada, por diferentes razones, pero conocida sin duda, por varios compañeros de esa época. Como maestro, el Dr. Piedra Rosales, era un furibundo mentor, sarcástico, despiadado, burlón en manera extrema, agresivo, siempre señalando las fallas de los alumnos, que debían exponer clase. Él, no exponía, pertenecía a la legión de maestros "Toma clases", que, por cierto, son típicos de muchas escuelas, desde la primaria, hasta la facultad de Medicina. La raza le temía y me consta que lo odiaba, pues algunos chicos, juraron por Dios, cobrárselas y vengarse de él, por las revolcadas que les propinaba frente a los compañeros, cuando no sabían la clase o se equivocaban. Había otros maestros médicos, el Dr. Mateo Sáenz, que seguía una línea parecida a la del Dr. Piedra, pero sin personalizar sus comentarios, solo burlándose de las creencias religiosas de la raza, y mofándose del mito guadalupano, como él lo llamaba. No fui su alumno, pero al igual que muchos compañeros, nos reuníamos afuera de su clase, para escucharla por las ventanas. Recuerdo muy bien las caras de los chicos llorando, por sus ataques a toda creencia religiosa, con los más burlones improperios y dicterios. Sin embargo, hubo otros maestros de talante muy diferente, que nos trataban como si fuéramos sus hermanos menores, con verdadero afecto protector. Tolerantes de nuestras torpezas de adolescentes y conscientes de su responsabilidad en el delicado manejo del material humano, en esa época de búsqueda de identidad y crecimiento. Algunos de ellos, fueron el Dr. José Antonio Pérez Gálvez, ya mencionado por mí en ensayos anteriores, por sus clases de etimologías griegas y latinas. También el abogado Ignacio, "Nacho", Camacho Casillas, exseminarista, helenista-latinista, avezado conocedor del hebreo y melómano de corazón. Con una sólida formación en la filosofía clásica. Él me enseñó las diferencias entre sinfonía, concierto y sonata y el desarrollo histórico de estas formas musicales. Me puso en contacto con Furtwängler y me invitó en varias ocasiones a escucharlo en su equipo Blau Punkt o Telefunken con tocadiscos Dual. ¡Ambos maestros eran una total diferencia y contrastaban brutalmente, con los médicos arriba señalados! Había otro médico al que decían y apodaban "La Tenia", (sic), por lo flaco, igualmente burlón y despiadado con nosotros, pero era muy divertido. No recuerdo su nombre. Terminé la prepa en el 59, me fui al DF, hoy CDMX, e ingresé a ingeniería en la UNAM. En aquella ciudad me topé con varios excompañeros del Colegio Civil. Todos siguieron derroteros diferentes a los míos. Uno ingresó al H. Colegio Militar, yo no lo intenté por miedo a novatadas. Hubo dos o tres que les gustaban las armas y dijeron que se integrarían a algún cuerpo policial federal, entre esos, uno de los que juraron vengarse del Dr. Piedra Rosales. No supe más de ninguno de ellos, ni recuerdo sus nombres. En aquellos años, se corrió el rumor de que los acontecimientos tristes a que fue sometido el hijo del Dr. Piedra, 20 años después. Tenían que ver con lo jurado por alguno de aquellos ofendidos y maltratados, que, habiendo ingresado en las fuerzas policiales, habían logrado su propósito; vengarse. Otra vertiente se decantó por el lado de algún alumno expulsado de la facultad de Medicina. Que vio frustrados sus planes de carrera y vida, por ese médico atrabiliario e injusto. Que sentó ejemplo de maestro draconiano, innecesariamente severo, inflexible e intolerante, que confundió la disciplina con el maltrato. Estos son mis "Otros datos", de esos años. Siempre he guardado la convicción, de que, en el caso de Jesús Piedra Ibarra, se tocaron puertas incorrectas y falsas. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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