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Autor: Ariel Zapata

Comentario:

Por supuesto que La Derecha, desde su naturaleza, tiene que reformarse y actualizarse, necesariamente. ¿Cómo? No queriendo propugnar por la violencia, las armas son el último suspiro de las guerras. Ahora es, el manejo de la información fundamentada, en los hechos, es la manera de autocorregirla. Ya no hay de otra. También no engañando a sus proclives. No usando con sus seguidores, alguna amenaza. No promoviendo el fanatismo, y luchando contra la ignorancia. No maniatando con irrestrictas restricciones, a sus seguidores. No operando escenarios hostiles en sus prácticas operacionales de actuación. No organizando marchas, mediante amenazas disruptivas. No manifestando con actos violentos provocadores, las marchas ciudadanas. No asociando hechos o actos malos, a la gente que actúa de buena fe. No denigrando los mejoramientos sociales. No desconociendo los buenos resultados de los opuestos. Darse cuenta qué al denigrar a alguien, lo engrandece. Saber que la negación, el desconocimiento y el no reconocimiento de los buenos resultados, los desacredita. No dando como suyos los resultados de los opuestos, al reconocerlos. También, no negar la influencia en los entornos cercanos y lejanos, de las obras realizadas viéndolas como frutos a futuro, tanto en la creación de empleos e ingresos, como en los negocios que florecerán en automático, en sus zonas de influencia. Con el tiempo, al hacerlo, despegaran sus plataformas de convencimiento en todos los sectores sociales, fundamentadas ellas, en verdades tangibles creíbles. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

"Con Ojos y Oídos de Niño... de 82 Años, Clamando en el Desierto". Mi Tranquila Adolescencia con Mis Hermanos Mayores. He mencionado muchas veces, que, en mi adolescencia y temprana adultez, tuve la fortuna de contar con los consejos de viejos y personas mayores que yo, sensatas, sabias, afectuosas, tolerantes y comprensivas, con mis dislates de esta etapa de mi desarrollo. La llamada "Edad de la Punzada", que, a muchos, pega intensamente y llega a descarrilarlos en su incipiente vida social. En mi caso, conté con el apoyo y consejo de mis tres hermanos mayores, dos médicos y uno abogado, todos en ciernes en aquellos lejanos años. Mi adolescencia giró y se desenvolvió en torno a varios intereses; El Deporte y el Ejercicio; las Chicas y su Anatomía; -pues su Fisiología era Terra Ignota para nosotros-; el Estudio y la lectura intensa, obsesiva de enciclopedias y libros de mis hermanos médicos, a los cuales no entendía ni jota muchas veces, pero que ellos pacientemente me explicaban. ¡Ah, olvidaba el trabajo en la Clínica del Dr. Camelo! En secundaria y prepa, tuve varios amigos y compañeros, cuyos padres carecían de educación, por lo que muchas de sus dudas vitales y existenciales, no obtenían respuesta por parte de sus progenitores. Nos pedían que preguntáramos a nuestros hermanos médicos, sus dudas, que, en la mayoría de los casos, eran acerca de la sexualidad, las espinillas, la masturbación, el desarrollo muscular, el atractivo físico, el éxito con las chicas y la inteligencia. Sus efectos buenos y malos, si se nace o se hace inteligente, etc. Teníamos un compañero, dos años mayor que nosotros, más alto, musculoso, moreno, siempre con una expresión facial entre triunfante y de perdona vidas, sonrisa lateral AMLOdiana burlona y amenazante, de andar y postura arrogante, seguro, petulante, desafiante. ¡Todo un chingón! Con un aplomo y seguridad personal incuestionables, nos contaba exageradas historias de su éxito fenomenal con todo tipo de mujeres, mayores y menores, solteras, casadas, gringas, europeas. En una ocasión, por la tarde, cuando nos tenía fascinados con sus presumidas, nos dijo, "Hay una palabra, una sola, con la cual, al decírsela a una mujer, se rinde inmediatamente, y sin oponer resistencia alguna, te pide violentamente que la poseas sexualmente". Echamos un brinco de alegría al saber de la existencia de la tal palabra y le rogamos que nos la dijera, para así, allanar el arduo camino de la seducción de las bellas que teníamos en la lista de conquistas futuras y pendientes. Respondió misteriosamente, mirando para todos lados, "No puedo, a mí me costó mucho trabajo que me la dieran unos amigos muy picudos y me hicieron prometer que no se la diría a nadie". Por más que le suplicamos, él se mantuvo fiel a su promesa a sus ignotos y poderosos amigos. Esa noche, cuando llegó a casa mi hermano mayor, Víctor Manuel, que ya iniciaba sus pasos por la psiquiatría en la clínica del Dr. Camelo, y de los tres mayores el que dedicó más tiempo a platicar con nosotros, lo asaltamos mi hermano y yo. Le dijimos lo dicho por nuestro compañero imbatible en el amor. Se nos quedó viendo, nos dio un abrazo de tres y nos dijo cariñosamente con una sonrisa tranquilizante, piadosa y apaciguadora, "Hermanos, esas son puras mentiras, para seducir y convencer a una mujer que acepte entregarse, hacen falta más de 5,000 palabras y a veces, ¡Ni así!" Y agregó, "Díganle a su amigo, que no sea hocicón que le cuente esa historia a un ciego, que no lo vea cuando miente". Nos quedamos entre conformes y tranquilos, pero desilusionados de que no existiese la tal palabra mágica, que nos prometía todos los placeres de la vida que implica la relación con el sexo opuesto. Este es solo uno de los muchos ejemplos, en los que, la acertada y honesta participación de mis mayores, me ahorraron muchas horas de sufrimiento y la comisión de incorregibles errores de juventud. ¡Gracias, queridos hermanos mayores! Aunque ya se adelantaron, siguen vivos en mi corazón senil y mis recuerdos adolescentes fraternos. Me da la impresión que AMLO, Samuelilo, Marianita, Claudia y todos los carroñeros polacos, no tuvieron cerca de ellos, un adulto o viejo piadoso, que les advirtiera que decir mentiras es un grave error, que termina volviéndose contra ellos. Ellos si han de conocer esa famosa, única palabra, que hará que los electores se entreguen y voten por ellos. ¡Se llama 4T!  Moraleja: No crean en los mentirosos, te van a meter en problemas ¡y te dejarán solo! Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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