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Autor: José Rivero

Comentario:

Pledge. No encuentro una palabra en español que fiel refleje el significado de la palabra inglesa ‘pledge’. Compromiso de lealtad solemne y formal, una promesa conductual. Es una postura voluntaria que propongo solicitar, proponer y obtener de cada ciudadano, asimismo de cada empresa y organización para con la participación de todos lograr el sanear el aire que nos cobija, el agua y la tierra que nos dan vida. A lo largo de la historia no hemos respetado el gran espíritu de la naturaleza. Hemos ensuciado nuestra casa y nuestra mesa como vil retrete, no hemos lavado los cubiertos y platos para comer. Propongo al colegio desarrollar el tema para dirigirnos a ciudadanos, empresas y colectivos de tal manera que tomemos conciencia de que los comportamientos humanos se muden hacia respetar al planeta en un perenne ejercicio de elevación espiritual. 2/ Otras noticias del congreso mundial: *Con el compromiso formal de los principales países del mundo el congreso de cambio climático detendrá la deforestación principalmente en Brasil y El Congo. *La joven activista sueca Greta Thunberg afirma categóricamente que los mandatarios asistentes a la cumbre climática mienten drástica y categóricamente de sus intenciones de tomar las acciones necesarias para detener el mortal cambio climático. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Autor: Ernesto Piñeyro-Piñeyro

Comentario:

​"Con Ojos y Oídos de Niño ... de 80 Años. Los Peores Enemigos de una Mujer. El Espejo, la Báscula, el Tiempo, la Cinta de Medir y ... ¡Otra Mujer! En la vida diaria, las cosas son más fáciles para el hombre, que para las féminas. El espejo y el Tiempo, son nuestros cuates; la báscula, amante cariñosa y mentirosa; la cinta de medir, elástica para todo fin práctico. Nos agradan nuestras arrugas, las verrugas quizá no tanto, pero las toleramos con humildad franciscana. Los aromas que brotan de todos los pliegues de nuestro cuerpo, los escrutamos olfatoriamente con singular ahínco, devoción y deleite. Aún los de más íntimo origen, pues nos traen mensajes cifrados de nuestro buen o mal funcionamiento fisiológico y de nuestra digestión. Al crecer nuestra barriga, le damos significados y connotaciones de sibaritas gastronómicos. Y presumimos de los pesos que nos costó obtenerlas, con atragantadas norteñas y cervezas por supuesto. En fin, que nuestra idiosincrasia y genética masculina nos prepara para funciones muy simples y breves; comer, dormir y "eso". En cambio, las bellas viven angustiadas entre lo que son, lo que no les gusta de lo que son y lo que desean ser, a toda costa. Sienten una envidia por el bien ajeno de otras, más bellas o feas que ellas. A las primeras, por obvias razones estéticas; a las segundas porque su suerte la desean. Cosa que los varoncitos desconocemos o vemos y escuchamos como figuras distantes, borrosas y ecos lejanos de otra realidad. En una reunión de chicas bien, de entre 20 y 30, en una universidad privada de la ciudad, a la cual fui invitado con fines de ¿extrapolación conceptual? Bromeaban las bellas jovencitas, haciendo comparaciones entre ambos sexos y los animales. (¡Hijas de Linneo!). Afirmaban que los hombres somos como los perros, siempre listos para "eso", para comer y para divertirse. Agregaban que los podían apalear, como a los perros y siempre regresarían a lamer sus manos con tal de gozar de todo lo anterior. Eran menos revanchistas y soportaban mejor los desdenes y el rechazo que sus contrapartes femeninas. (Hipólito con Rosita Alvírez, es un caso exagerado). Me imagino que se estaban refiriendo a chavitos normales, en relaciones también normales. Eran más fáciles de complacer que ellas, que eran muy exigentes a la hora de aceptar retribuciones, de guerras ganadas o compensaciones de batallas indecisas. Afirmaban, que, los chicos, "Con cualquier trapo se divierten" y ellas no son así. Por otro lado, y eso me sorprendió muchísimo, al grado que creí que lo decían para impresionarme, pero de dientes para afuera. Se comparaban con los gatos domésticos, que nunca pierden su calidad salvaje, por más que los trates bien. Aceptaban que eran caprichosas, volubles, cambiantes e impredecibles, aun entre ellas mismas como amigas íntimas. Que no estaban dispuestas a perder una discusión o argumento, ni siquiera en el confesionario. Pues a final de cuentas los curas, no son otra cosa que simples hombres escudados en una sotana. Esta reticencia femenina, me la confirmaron varios sacerdotes católicos, amigos míos, asombrados y desesperados por la negación de las damas, aún las más devotas, a aceptar un consejo confesional. En el principio del artículo, mencioné que la vida es más fácil para nosotros, los varoncitos. Eso, sin entrar en las profundas complicaciones fisiológicas con que la naturaleza "Bendijo" a las bellas. Borrascas hormonales mensuales, menstruación, flujo y embarazo, parto, lactancia, menarquia, menopausia y muchas más. Y, aun así, ¡Viven más que nosotros, los hombrecitos! Son como los relojes de antes, indestructibles, a prueba de golpes, (es broma), tropicalizados, automáticos, (self winding), sumergibles y con áncora de rubíes, pues son ellas las que marcan el paso de las relaciones. Je, je, je. ¡Las adoro, las amo, las admiro, las deseo, las reverencio y todo lo que les sigue! Pero, definitivamente, no las envidio. Acepto el díctum de la Madre Naturaleza. No entiendo a los transexuales, que desean ser como ellas. ¡Dios me libre, me ampare, me proteja y me coja confesado!  (En el buen sentido de la palabra). Por hoy basta de hablar de AMLO ya chole. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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